La actividad física es cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos o que requiere la contracción de estos más un gasto energético. Para ser clasificado como ejercicio, la actividad debe consistir en movimientos organizados y repetitivos que, cuando se realizan regularmente, pueden tener un impacto positivo en la función cardiovascular y respiratoria, la condición física y la salud general. Se ha demostrado que el ejercicio proporciona beneficios para la salud del público en general, al mejorar la función cardiovascular, respiratoria, musculoesquelética y mental. Se recomienda realizar ejercicio aeróbico regular (150-300 minutos de intensidad moderada o 75-150 minutos de intensidad vigorosa por semana) y entrenamiento de resistencia dos veces por semana. Existen varias formas de ejercicio, incluido el ejercicio agudo que incluye actividades de ejercicio independientes en comparación con el ejercicio repetido regularmente que dura meses con entrenamiento físico o más de un año con ejercicio crónico. También se ha demostrado que el ejercicio ayuda a reducir los síntomas del cáncer, mejorar la supervivencia, la calidad de vida y reducir la recurrencia. En varios modelos animales, el ejercicio aeróbico y el entrenamiento de resistencia han demostrado propiedades antitumorales, incluida la disminución de la proliferación de células cancerosas, la reducción de la metástasis y la modulación del microambiente tumoral, promoviendo el reconocimiento y la eliminación de células malignas. Al respecto, se observó que el ejercicio promovió un aumento inmediato de los leucocitos circulatorios, lo que podría estar asociado con la formación de un microambiente celular anticancerígeno.
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