El orgasmo es un reflejo complejo y multimodal que generalmente se desencadena por estimulación genital, esta estimulación activa vías neuroquímicas excitadoras en el sistema nervioso. En las mujeres, esto se puede lograr mediante manipulación genital externa y/o interna de clítoris, cuello uterino anterior, pezones y otras zonas erógenas. De hecho, el orgasmo es producto de la estimulación genitosensorial, la que controla el flujo sanguíneo y la capacidad de dejar fluir la sensación del placentera cuando está cerca. La calidad de estas sensaciones se puede clasificar subjetivamente en función de la calidad, tipo de estimulación sensorial, experiencia afectiva, valoración del placer, etc. El orgasmo en la mujer va acompañado de factores neuroquímicos y cambios endocrinos que caracterizan estados prolongados de placer e inhibición. De hecho, el estado metabólico inducido por el orgasmo equivale aproximadamente a caminar a 5 km/h, estirarse o realizar una sesión ligera de yoga. Cabe mencionar que el orgasmo femenino también puede desencadenarse sin estimulación de los genitales, por ejemplo, hay evidencia de orgasmos durante el sueño o después del ejercicio, en ocasiones solo puede desencadenarse mediante imágenes o fantasías. Curiosamente, hay casos de personas que reportan orgasmos “fantasmas” e incluso pueden ocurrir a voluntad.

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