El proceso de envejecimiento se caracteriza por una reorganización de los componentes del cuerpo, como una pérdida de masa magra y un aumento de masa grasa. Esta etapa de la vida puede asociarse a un estilo de vida sedentario, que se relaciona con disminución de la masa muscular y de la densidad ósea, además de afecciones cardio metabólicas, sarcopenia y osteopenia. Sin embargo, hay personas mayores, normalmente de 65 años o más, que suelen realizar alguna actividad física de forma disciplinada desde muy jóvenes. Estas personas tienen una capacidad aeróbica máxima y un índice de masa corporal comparable al de personas más jóvenes y sedentarias. Además, los adultos mayores que hacen ejercicio no experimentan cambios significativos en la masa grasa, la masa magra, la frecuencia cardíaca en reposo o la presión arterial. En personas de 60 años o más, se ha observado que el entrenamiento cardiorrespiratorio y de fuerza practicado durante más de 20 años preserva la función física, la fuerza muscular y el porcentaje de grasa corporal. La Asociación Estadounidense de Medicina Deportiva recomienda que los adultos mayores realicen 150 minutos de ejercicio cardiorrespiratorio de intensidad moderada o 75 minutos de entrenamiento de resistencia de alta intensidad para los principales grupos de músculos de 2 a 3 días a la semana. En general, se espera que el ejercicio disciplinado a lo largo de la vida dé como resultado un riesgo reducido de complicaciones clínicas asociadas con el envejecimiento, particularmente aquellas relacionadas con la salud cardio metabólica. Más información Rutina de Ejercicio (Brazo)
