La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria autoinmune crónica que afecta principalmente a las articulaciones. Los síntomas de esta enfermedad incluyen: dolor articular, rigidez, hinchazón, desgaste articular y manifestaciones sistémicas. La prevalencia global es generalmente del 0,22%, 0,31% en mujeres y 0.13 en hombres. El tratamiento para la AR incluye medicamentos antiinflamatorios modificadores de la enfermedad (FAME), medicamentos antiinflamatorios, terapia con medicamentos antiinflamatorios no esteroideos o glucocorticoides. Las intervenciones no farmacológicas para este tipo de artritis incluyen educación del paciente, fisioterapia y nutrición. La terapia nutricional consiste en reducir la inflamación regulando los niveles de ácidos grasos omega-6 y omega-3 y aumentando los niveles de antioxidantes. Particularmente relevante es que la dieta tiene como objetivo reducir el ácido araquidónico, un ácido omega-6, precursor de los eicosanoides, cuyos niveles están relacionados con la intensidad de la inflamación. Una opción dietética que puede reducir las lesiones proinflamatorias es comer pescado, el cual es rico en ácidos omega-3. De hecho, el uso de aceite de pescado está aceptado como tratamiento de apoyo para esta enfermedad. Por otro lado, la dieta mediterránea, baja en lácteos, huevos y carnes rojas, también ha demostrado tener beneficios para los pacientes con AR. El consumo de fibra, a su vez, aumenta los ácidos grasos de cadena corta antiinflamatorios, reduce las citoquinas proinflamatorias y regula favorablemente la composición del microbioma intestinal. Más información
