Relación de la alimentación con la depresión

La dieta es considerada uno de los factores ambientales modificables asociados con el desarrollo y/o control de estados depresivos. La depresión es un trastorno complejo y heterogéneo caracterizado por una amplia gama de síntomas psicológicos y fisiológicos, que incluyen depresión persistente, anhedonia, desregulación emocional, capacidad cognitiva reducida, fatiga y alteraciones del apetito y del sueño. Esta enfermedad es el trastorno mental más común, afecta a más de 250 millones de personas de todas las edades y es la segunda causa de discapacidad en todo el mundo. Las personas con depresión experimentan importantes deficiencias en su capacidad para realizar las actividades de la vida diaria y cumplir sus funciones sociales, familiares y profesionales, todo lo cual contribuye y tiene impactos económicos y sociales críticos. La dieta puede modificar los síntomas de esta patología a través de sus efectos sobre componentes que forman parte de sus vías fisiopatológicas, tales como: metabolismo de las monoaminas, factores de síntesis neurotrófica, eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal, estrés oxidativo e inflamación. Varios estudios indican asociaciones entre diferentes componentes de la dieta (por ejemplo, frutas y verduras, ácidos grasos omega-3), así como entre la dieta en su conjunto (por ejemplo, calidad de la dieta, adherencia a hábitos dietéticos específicos) y la depresión. Todo esto demuestra que comer, o no, ciertos alimentos pueden estar relacionado con la lucha contra la depresión, pero es necesario buscar la ayuda de profesionales debidamente formados. Más información

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