La obesidad infantil es una enfermedad cada vez más frecuente en la sociedad actual. Por ejemplo, se estima que el sobrepeso y la obesidad entre niños y adolescentes de entre 5 y 19 años ha aumentado significativamente, del 4% en 1975 a poco más del 18% en 2016. El principal factor que impulsa este aumento es el sedentarismo y la alimentación poco saludable de la población infantil actual. Estos factores favorecen la aparición de consecuencias para la salud, como la dislipidemia, que se presenta entre el 17% y hasta el 74% de los niños y adolescentes con sobrepeso. Se ha establecido que estos son factores de riesgo de enfermedad cardiovascular a temprana edad. Ejemplo de esto, son estudios que sugieren que la obesidad infantil y la dislipidemia están asociadas con un aumento en el grosor de la arteria íntima-media-carótida, lo que aumenta el riesgo de aterosclerosis prematura. Para reducir la incidencia de obesidad y sobrepeso en los niños, existen diversos tipos de dietas, incluidas aquellas que controlan la calidad de los carbohidratos consumidos. Este control de carbohidratos regula el valor glucémico y el peso corporal, ya que este tipo de dieta evita el consumo de azúcares simples. De esta forma, se muestra cómo una intervención nutricional puede reducir parámetros asociados al sobrepeso y la obesidad infantil, reduciendo así la posibilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares en edades tempranas.
