La obesidad es un problema de salud de prevalencia global, el cual aumenta la probabilidad de padecer otras patologías, entre ellas: hiperlipidemia, diabetes mellitus tipo 2, enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular, hipertensión, algunos tipos de cáncer, apnea del sueño y enfermedad del hígado graso no alcohólico. Un factor clave en el desarrollo de las enfermedades asociadas a la obesidad es la disfunción del tejido adiposo, la que está asociada a de algunas moléculas inflamatorias, tales como, las adipoquinas. Se ha observado, que estas biomoléculas pueden ser consideradas blancos terapéuticos para el tratamiento de la obesidad, esto porque, regulan el apetito y la saciedad, el gasto energético, la presión arterial, la función endotelial, la sensibilidad a la insulina, la adipogénesis, la distribución de grasa y la secreción de insulina. El ejercicio es un elemento que puede reducir los efectos patológicos de la disfunción del tejido adiposo, tal como lo es la inflamación crónica, al disminuir la expresión de adipoquinas y el estrés oxidativo en tejido adiposo blando. Estos efectos pueden ser potenciados cuando se combinan con una dieta adecuada. Por ejemplo, se ha registrado, que la práctica de una rutina de un entrenamiento de alta intensidad por 12 semanas combinada con un complemento alimenticio derivado de las espinacas mejora los perfiles de adipoquinas y la resistencia a la insulina en hombres obesos. En este caso, se plantea, que además de los efectos del ejercicio, algunos compuestos de las espinacas, como lo son los tilacoides, pueden inducir la supresión de la sensación de hambre, reducir la grasa corporal, mejorar la homeostasis de la glucosa, reducir los lípidos séricos, atenuar el estrés oxidativo y reducir la absorción de grasas de la dieta. Esto nos indica que la inclusión de algunos componentes de las espinacas, en conjunto con un entrenamiento realizado de forma disciplinada, puede combatir a la obesidad.  

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