Debido a la pandemia y otras situaciones el sobrepeso y la obesidad han aumentado en la población en general. Lo anterior, se relaciona a que las personas tenemos largos periodos de inactividad física y patrones dietéticos pocos saludables. Con respecto a la inactividad física, se ha informado, que alrededor de un tercio de los adultos en todo el mundo no logran alcanzar los niveles de actividad recomendados, lo que se asocia a la alta prevalencia de padecimientos cardiovasculares, Resistencia a la Insulina (RI), entre otras cosas. Con respecto a la RI, una alternativa alimenticia es la dieta cetogénica, en la cual la cantidad de carbohidratos se limita a menos de 50g por día, mientras que la ingesta de grasa de aumenta para asegurar un aporte energético adecuado. Este tipo de dieta puede ser normocalórica o hipocalórica, cualquiera de los dos tipos se ha asociado con una disminución de peso en algún grado. Se plantea que esto sucede debido a que existe una disminución del apetito debido a un mayor efecto de saciedad de las proteínas, a que se regulan algunas hormonas asociadas al apetito, a la posible acción supresora directa del apetito de los cuerpos cetónicos, a la combinación de estos tres factores, a un aumento del gasto energético en reposo y a un aumento de la tasa de lipolisis. El aumento de la lipolisis se relaciona con una disminución de los lípidos viscerales reduciendo la disponibilidad de lípidos bioactivos, como los ácidos grasos acil-CoA, los diacilglicéridos y las ceramidas, lo que tiene un efecto antiinflamatorio y decrementa la resistencia a la insulina. Esto muestra a la dieta cetogénica como una alternativa en el tratamiento de diabetes y/o síndrome metabólico, no obstante, el tratamiento de esta patología debe ser diseñado por un profesional de la salud debidamente capacitado.
