Las disfunciones sexuales se asocian a una calidad de vida disminuida, problemas de bienestar y problemas de relación, por lo cual es necesario tratarlas. Estas patologías pueden ser causadas y mantenidas por factores fisiológicos y psicológicos, teniéndose una etiología multifactorial. Se ha mostrado que el abordaje psicosocial de las disfunciones sexuales es efectivo, especialmente para mujeres. El tratamiento psicosexual incluye psicoeducación, asesoramiento y capacitación sensorial para reducir la autocrítica y la ansiedad sexual. También se pueden utilizar herramientas del conductismo, las cuales permiten disminuir pensamientos irreales, emociones desagradables, lo que en conjunto pueden conducir al mejoramiento de la función sexual. Recientemente, en este tipo de tratamientos se ha incluido el mindfulness. En esta disciplina uno cultiva la capacidad de concientizar los sentimientos, sentir el cuerpo y estar en el momento presente sin juicios. Se ha propuesto que el mindfulness mejora la conciencia interoceptiva, mejorando así la atención a los estímulos sexuales al reducir algunas de las barreras de la función sexual (aumenta la percepción de las sensaciones corporales, disminuye la autocrítica, así como la ansiedad y la depresión). Diversas investigaciones indican que cuando se practica el mindfulness se disminuye los síntomas de las disfunciones sexuales. De esta forma se muestra al mindfulness como un agente coadyuvante en caso de padecer alguna disfunción sexual, no obstante, este padecimiento debe ser tratado por l@s profesionales debidamente capacitad@s.
