Los prejuicios son una de las principales causas asociadas a la discriminación de las personas de la comunidad LGBT+, esto, entre otras cosas porque gran parte de l@s miembr@s de la sociedad occidental aún se estructuran en base a concepciones de exclusión. Algunos autores definen al prejuicio como, ideas preconcebidas sobre una persona o grupo de ellas, generalmente la concepción de estas ideas se resiste al cambio a través del tiempo, incluso frente a nueva información. Se plantea que un prejuicio de algo o alguien se basa, y al mismo tiempo, da forma a estereotipos, lo cual predispone a ciertas actitudes hacia el objeto del prejuicio que pueden, o no, manifestarse como discriminación. Este tipo de concepción del mundo, se generan debido a la normalización de ciertos patrones, establecidos y mantenidas por varias instituciones, tales como: la familia, la escuela, los medios de comunicación, entre otras. Dichos patrones generan una polarización de las cosas y las personas, estableciendo en un extremo, una sola cosa que se concibe como, lo que está bien y en el otro extremo, la infinidad de opciones restantes que, por secuencia, están mal. En relación al género y la sexualidad, existen fundamentos culturalmente presentes en la sociedad, con funciones definidas respecto a lo masculino y lo femenino, ya sea en el ámbito privado o público. Como resultado, se establece la cis-heteronormatividad, que puede entenderse como un conjunto de normas que definen la expresión del género de una persona a través de su sexo biológico. Es necesario concientizarnos de esto, para poder romper con este tipo de patrones que dirigen, en una gran cantidad de ocasiones, hacia la exclusión y/o la discriminación.  Por lo cual, es necesario comenzar a modificar patrones y/o estereotipos humanos, y plantearlos como entes dinamic@s que no pueden ser encerrados en dogmas conceptuales que se resisten al cambio, como lo son los prejuicios. 

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