La visibilización y la politización de los tópicos relacionados con la diversidad afectivo-sexual, corporal y de genero (DASCG) ha producido cambios sociales importantes en distintos ámbitos, por ejemplo, en el de salud. En el plano sanitario es necesario continuar nutriendo conceptos como el de diversidad afectivo-sexual, el cual se refiere a la diversidad de orientaciones afectivo-sexuales, expresiones/identidades de género y características/desarrollos sexuales, haciendo referencia a personas lesbianas, gais y bisexuales, a personas trans, a personas intersex y tod@s l@s demás. En lo que corresponde a la diversidad corporal es deseable entender que se refiere a la variabilidad dentro del ámbito de los cuerpos y desarrollos sexuados, no a otro tipo de diversidades corporales (morfológicas, funcionales, cognitivas). La concientización de este tipo de conceptos disminuirá poco a poco la necesidad de sensibilización, de falta de conocimientos sobre necesidades específicas a lo largo del ciclo vital de las personas LGBTI+ y los beneficios de la ruptura de la imposición binarista de género. Lo anterior puede ayudar a no vulnerar los principios éticos de la práctica asistencial, además de respetar los derechos humanos de las personas que transitan dentro de la diversidad de prácticas sexuales, expresiones o identidades de género y características sexuales fuera del modelo binario. Esto, entre otras cosas, permitirá el desarrollo de competencias sanitarias que incluyan el aprendizaje respecto a derechos y desigualdades, reflexiones sobre la actitud profesional en la asistencia y la participación activa de personas y comunidades LGBTI+.
