Las enfermedades inflamatorias de las articulaciones (EIA), tales como artritis reumatoide, la espondiloartritis y la artritis psoriásica, son enfermedades no trasmisibles frecuentes en la población actual. Entre sus síntomas clínicos se encuentran inflamación de las articulaciones, dolor, fatiga y deficiencias funcionales, las que pueden dirigir a sufrir de hipertensión, dislipidemia y obesidad. Lo anterior, se debe a que los pacientes con EIA tienden a ser menos activos físicamente y presentan niveles inferiores de condición cardiorrespiratoria adecuada en comparación con personas sanas. Estudios indican que el nivel de actividad física auto informado por pacientes con EIA es bajo, y en el 50% de los pacientes, tiende a estar debajo del 80% de los valores de referencia en la población en general. Este último grupo de pacientes que practican niveles bajos de actividad física frecuentemente presentan una condición cardiorrespiratoria no adecuada, mayor masa grasa, frecuencia cardiaca baja en reposo, HDL disminuidas y baja auto-eficacia para el ejercicio. Se plantea que esto muestra la necesidad de que las personas con EIA practiquen una actividad física acorde con sus posibilidades, esto podría favorecer el mantenimiento tanto de sus capacidades físicas como de su condición cardiorrespiratoria.  

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