El microbiota del tracto gastrointestinal es algo que nutrimos y especializamos desde el nacimiento, la “convivencia” entre las bacterias que la componen y el huésped permite el desarrollo de la inmunidad local y la maduración del epitelio intestinal. La maduración del microbiota durante los primeros años de la vida alcanza un máximo temporal a los 3 años edad. La principal característica del patrón primo-colonizador macrobiótico al nacer es la alta variabilidad interindividual, lo que refleja la frágil adquisición de un ecosistema diverso. Después del nacimiento la colonización bacteriana intestinal se masifica, comenzando con: Enterobacteriaceae, luego Bifidobacterium, Bacteroides y Clostridium. El componente responsable de la formación del microbiota en el infante es la leche materna, la cual contienen citosinas y factores de crecimiento únicos que favorecen el desarrollo del niñ@. En el caso, de que, por algún motivo, l@s recién nacid@s no aprovechen del todo los nutrientes de dicha leche, se recomienda algunos complementos con prebióticos o bacterias promotoras de la salud, en especial Bifidobacterias, simbióticos y probióticos, los que favorecen el desarrollo de la inmunidad. Esto favorecerá el desarrollo de un sistema gastrointestinal e inmune adecuado, con lo que se pueden prevenir un gran rango de enfermedades. Todo esto muestra la importancia de un consumo adecuado de prebióticos desde edades tempranas.
