Tener un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas, promover la salud mental, mejorar la calidad de vida y reducir la incidencia de enfermedades relacionadas con la edad. Los dos pilares en los que se basa una vida saludable son la actividad física y los patrones dietéticos. Es conocido que la combinación de estos dos elementos tiene efectos positivos, en cuanto a, control de peso, masa-fuerza muscular y salud ósea. Se sugiere que esto sucede debido a que la actividad física y los comportamientos alimentarios comparte una plataforma neurocognitiva común. Además, se ha mostrado, que la alimentación dependerá de los resultados que se deseen en la actividad física. Por ejemplo, se ha registrado, que los atletas que realizan entrenamiento de musculación a largo plazo tienen ingestas diarias de carbohidratos por debajo del estándar recomendado, consumo de proteínas elevado y mayor ingesta de vitaminas B1, B2 Y B12. Un estudio realizado en personas que corren maratones mostró que estas personas consumen poca fibra, vitaminas D y E, pero tienen altos niveles de vitaminas A y C. Por otro lado, se ha reportado, que personas que practican triatletismo usan suplementos vitamínicos principalmente con vitaminas C y E. En general, se plantea que una persona que realiza ejercicio modificará su dieta según los resultados deseados en su actividad física después de 9 semanas de entrenamiento. Estos cambios son deseables se lleven a cabo con un profesional de la salud debidamente capacitado.
Rutina de ejercicio (Pecho)
