“Todas las partes del cuerpo si se ejercitan con moderación según su mecánica básica, se vuelven sanas, bien desarrolladas y envejecen lentamente, de lo contrario se vuelven propensas a enfermedades, deficientes en crecimiento y envejecen rápidamente” Hipocrates 500 a.c. Con la frase de este filósofo griego se intenta resaltar que la idea de que el ejercicio es benéfico para la salud data desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, se ha mostrado que las personas con una condición cardiorrespiratoria adecuada mantenida mediante ejercicio decrementa su riesgo de mortalidad en 50%. A nivel mental la actividad física se considera una terapia no invasiva para mejorar cognisión, depresión, ansiedad, enfermedades neurodegenerativas y adicción a las drogas. También, se ha observado, en pacientes diabéticos, que sus factores de riesgo disminuyen en un 46% tan solo practicado algún tipo de ejercicio, mientras que la dieta sin acompañamiento de ejercicio, lo hace solo en un 31%. Sin embargo, los beneficios del ejercicio no se reducen a estos sistemas, sino al organismo es su totalidad, por ejemplo, la producción de miosinas favorece el crecimiento adecuado de osteoblastos, inhibe la aparición de células de cáncer de mama, incrementa secreción de la molécula GLP1 inhibiendo el cáncer de colon, aumenta la lipolisis, la retoma de glucosa y la termogénesis. Todo esto hace evidente al ejercicio como una herramienta de promoción de la salud, herramienta que genera respuestas orgánicas integrales generando la noción de “ El ejercicio como una medicina”.
