La mayor parte de los seres humanos tenemos algún tipo de parafilia, sin embargo, no todos las llevamos a cabo. Estas conductas se definen como un interés sexual intenso y persistente por un estímulo diferente a una manipulación genital consentida. Estas conductas se pueden clasificar en al menos dos tipos, los impulsos parafílicos, que son básicamente fantasías y el comportamiento parafílico, que se da cuando la fantasía se realiza. Las parafilias generalmente han sido relacionadas con disminución en la calidad de vida, sin embargo, no siempre es así, por ejemplo, se ha reportado, que personas masoquistas tienen una esperanza de vida alta y una mayor satisfacción sexual. Aunque los impulsos parafílicos se pueden relacionar con el comportamiento de esta naturaleza, no siempre es así, esto dependerá entre otras cosas de factores, como el género, legalidad o ilegalidad del impulso, entre otras cosas. También, se ha observado, que las parafilias variaran entre grupos de personas, por ejemplo, los hombres optan por el exhibicionismo mientras que las mujeres se inclinan por el masoquismo. Entre los elementos de la personalidad que pueden llevar a una persona a ir del impulso, al comportamiento parafílico, está la percepción del consentimiento sexual, el autocontrol y la desconexión moral de cada persona. Es recomendable indagar en las cuestiones anteriores y además alejarse de prácticas parafílicas riesgosas, a cualquier nivel, si es que se quiere llegar a una experiencia placentera para todas las partes implicadas. Se ha indicado que las parafilias manejadas adecuadamente pueden ser parte de una vida sexual altamente satisfactoria y sana.
