El tener relaciones interpersonales es una necesidad humana fundamental, independientemente de la orientación sexual. Aunque la intimidad es un derecho de cualquier ser humano, hay sectores que acompañan sus relaciones románticas con discriminación, lo cual puede disminuir su calidad de vida, poniendo en riesgo su salud y su sensación de bienestar, ese es el caso de los grupos sexuales minoritarios. Es planteado que la comunidad LGBT+ al estar en constante contacto con estresores sociales, como estigmatización, discriminación y rechazo, viven lo que se conoce como el estrés de la minoría. Aunado a esto, también, se ha mostrado, que los actos de homofobia, discriminación y en algunas ocasiones de pobre cuidado personal, disminuyen la salud física y mental de dicho grupo minoritario. Un estudio realizado en Estados Unidos mostró que las personas en matrimonios de un mismo sexo experimentaron un mayor deterioro de la salud en comparación con matrimonios del mismo sexo, entre 2014 y 2017. Lo anterior, se sugiere, puede ser a que las parejas del mismo sexo están expuestos a un mayor número de estresores que las parejas de sexos opuestos. Cabe mencionar que este desgaste de la salud no es solo por los factores enunciados hasta el momento, sino que es un fenómeno complejo que abarca una estructura sociculturobiológica complicada. Aunque, por supuesto, una de las respuestas a esto es el trato de igualdad entre tod@s para no aumentar el estrés y por tanto poner en riesgo la salud de cualquier ser humano.
