La intensidad del ejercicio se relaciona con cambios en tu cerebro

El ejercicio puede ser clasificado en aeróbico y anaeróbico según la intensidad con la que se realiza. En el primer tipo de ejercicio, y en el entrenamiento de resistencia, se obtiene la energía principalmente de la glicolisis, mientras que en el ejercicio anaeróbico, y en las rutinas sprint, el aporte energético se produce a través del sistema ácido adenosin trifosfórico-fosfocreatina. Se ha mostrado, que cualesquiera de estas modalidades conducen a adaptaciones cardiovasculares, como en el gasto cardiaco y/o el volumen sistólico, musculares, como en la densidad mitocondrial de la fibra muscular, y del sistema nervioso, como  en el reclutamiento de unidades motoras. A nivel de sistema nervioso, se ha registrado, que según la intensidad del ejercicio tiene diferentes efectos en la actividad cortical del cerebro, relacionada con funciones motoras y sensoriales. Otros estudios indican que la conectividad funcional en reposo, así como la actividad cerebral intrínseca y la actividad cerebral espontanea son diferentes cuando se realiza al menos 30 minutos de ejercicio a alta intensidad, lo cual se relaciona con diversos procesos motores y cognitivos. Esto quiere decir que la intensidad con la que realicemos el ejercicio no solamente modificará de forma distinta nuestro físico sino también nuestros procesos mentales.

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