Nuestra alimentación, o dieta, tiene un papel fundamental en la salud humana afectando a la microbiota normal de nuestro organismo, lo cual altera la respuesta fisiológica del hospedero y/ o las defensas contra el agente invasor. La microbiota es importante en la maduración y desarrollo de la mucosa y la respuesta inmune. Esto es importante ya que la salud de las mucosas, en especial de la de los intestinos, actúan como una barrera que inhibe la proliferación de microorganismos patógenos. Sin embargo, el estilo de vida moderno donde prevalecen hábitos de vida no adecuados, tales como una dieta no balanceada, malos hábitos del sueño, estrés, entre otras cosas, pueden influir en la diversidad de nuestra microbiota y de esta forma favorecer la proliferación de microorganismos y procesos inflamatorios patógenos. Por ejemplo, se ha mostrado que personas con una dieta monótona, abundante en alimentos procesados y deficiente en vitaminas y minerales, son más susceptibles a la infección del SARS-CoV-2. Lo anterior, se genera debido, entre otras cosas, a que el tipo de individu@s con la dieta anteriormente mencionada presentan una menor diversidad de microbiota, que aunado a otros factores como la edad y cambios en el metabolismo intestinal se relacionan con estados pro-inflamatorios e inmunes que favorecen el desarrollo de diversas enfermedades, entre ellas la COVID-19. Por estos y otros motivos, se plantea que, el consumo de una dieta adecuada puede ser una estrategia para prevenir y combatir diversas enfermedades inflamatorias, entre ellas infecciones bacterianas o virales, como lo es la COVID-19.
