La sexualidad vista a través de algunas perspectivas espirituales se plantea como una experiencia meramente carnal, terrenal y además pecaminosa. Sin embargo, actualmente distintas corrientes espirituales proponen la expresión de la sexualidad como una fuente de fortalecimiento de las relaciones interpersonales, del ser emocional y además una forma de generar una conexión erótica íntima y apasionada que puede dirigir a la trascendencia. De esta forma, se propone que, mediante la sensualidad y sexualidad expresada a través del cuerpo, en su totalidad, se puede generar una conexión con la fuerza creadora del todo. A nivel neurológico se ha encontrado que algunos cambios que ocurren en el cerebro durante la meditación profunda son similares a las modificaciones que sufre dicho órgano durante la actividad sexual, de esta forma se plantea una relación entre la expresión de la sexualidad y la espiritualidad. Es necesario aclarar que la experiencia espiritual durante la actividad sexual es diferente a la sensación del orgasmo, ya que se necesita más que meramente una estimulación física-sensitiva. Como hemos reiterado la experiencia sexual dependerá del contexto psicosocial de la persona y de una infinidad de factores más, por lo que cada quien debe de encontrar sus gustos y las formas de expresión de la sexualidad que desean vivir.
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