La COVID, ha generado, que los gobiernos alrededor del mundo tomen medidas para disminuir la propagación del SARS-CoV-2. Entre las medidas impuestas para controlar esta patología se encuentran el cierre de fronteras, confinamiento en el hogar, distanciamiento social y aislamiento. Complementando lo anterior, se restringió el acceso a ciertos lugares, tales como, parques, gimnasios, instalaciones de deportes al aire libre, escuelas, etc. Sin embargo, algunas de estas estrategias han perjudicado a la salud, ya que promueven un estilo de vida sedentario. Algunos registros indican que durante la pandemia se han reducido, los minutos/ día de actividad física, vigorosa en 33.1%, moderada en 33.4%, de caminata en 33.1% y combinada en 33.5%. Como consecuencia se indica que se ha aumentado el tiempo de sedentarismo diario de 5 a 8 horas. Entre las actividades que pueden servir para contrarrestar estas consecuencias de la COVID, está el Tai Chi, el cual es una estrategia mente-cuerpo desarrollada en oriente que puede ser practicada sin problemas en casa. Actualmente, varios investigadores mencionan que esta disciplina tiene múltiples beneficios para la salud, entre ellos es que: aumenta la fuerza muscular, la capacidad aeróbica, el balance y el control motor, además, previene las caídas, provee de salud mental, y ayuda en desordenes del sueño, fatiga, índice de masa corporal, control de la presión sanguínea, etc. El Tai Chi se ha mostrado es capaz de mejorar nuestras defensas, ya que incrementa los niveles de células inmunes tanto del sistema inmune innato como del adaptativo. Debido al trabajo con la respiración promovido en este arte oriental, se ha observado, que su práctica mejora las condiciones de pacientes con enfermedad de obstrucción respiratoria crónica. Todo esto hace plantear al Tai Chi como una herramienta versátil para combatir el sedentarismo generado a partir de la COVID y al mismo tiempo para utilizarla como preventiva o coadyuvante al tratamiento de dicha enfermedad.
