La salud sexual, desde la perspectiva de la Organización Mundial de la Salud requiere de un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como de que estas últimas sean seguras y placenteras, sin coerción, discriminación y/o violencia. Esto dependerá, entre otras cosas, de que los involucrados tengan acceso a información adecuada con respecto al tema, conocimiento de los riesgos que pueden tener, acceso a atención sanitaria y posibilidad de mantenerse en un entorno que afirme o promueva la salud sexual. Entre los conceptos que pueden complementar y/o aclarar y/o ampliar la salud sexual, están el placer sexual, la justicia sexual y la calidad de vida sexual. El placer sexual es la satisfacción física y fisiológica generados a partir de la experiencia sexual y algunos de los determinantes clave de esto son, la auto-determinación, el consentimiento, la seguridad, la privacidad, la confidencialidad y la habilidad de comunicar y negociar el acto sexual. Por otro lado, la justicia sexual representa los esfuerzos para asegurar apoyos sociales, culturales y legales para una experiencia sexual centrada en la persona de forma igualitaria. Un ejemplo de esto es la lucha para erradicar la violencia y discriminación en el plano sexual de distintos grupos de personas. Por último, la calidad de vida sexual se refiere a la valoración cognitiva y emocional de la sexualidad de un individuo, también se puede incluir la conciencia de la sexualidad, la autoestima sexual y la noción de la imagen corporal. Es deseable que todos estos factores deban de estar equilibrados para llevar una vida y por tanto una salud sexual adecuada y al mismo tiempo se debe tomar en cuenta que el equilibrio de cada persona dependerá de sus filias, contexto sociocultural y emocional que l@ rodeen.
