La obesidad infantil es un problema asociado a un perfil metabólico, caracterizado, por resistencia a la insulina, dislipidemia y un bajo grado de inflamación. Además, la resistencia a la insulina es un elemento predisponente a la diabetes tipo 2 y a enfermedades cardiovasculares. Son varios los factores que favorecen lo anterior, entre ellos se tienen: un perfil de lípidos inadecuado, inicio temprano de la pubertad, antecedentes familiares de Diabetes, alimentación deficiente y poca actividad física. Otro factor que influye en la resistencia a la insulina y paralelamente en la obesidad infantil es el estado de la “flora” bacteriana (microflora) intestinal. Esta flora, se ha mostrado, está implicada en la ganancia de peso, adiposidad, inflamación y enfermedades metabólicas a través de su interacción con los componentes de la dieta. Por ejemplo, una dieta pobre en fibra es asociada con una producción deficiente de ácidos grasos de cadena corta, limita la secreción de hormonas anorexigénicas (hormonas que disminuyen la sensación de hambre), disminuye la síntesis de citosinas inflamatorias y también decrementa la cantidad de mucosa intestinal. En niñ@s, se ha observado, que el buen estado del microbioma intestinal disminuye la posibilidad de padecer obesidad y resistencia a la insulina, debido a diversas acciones metabólicas. Entonces el asegurarse de que l@s niñ@s tengan un alimentación que les permita tener un microbioma adecuado es esencial para disminuir la posibilidad de obesidad.
