Elementos del placer sexual

El placer se concibe, en algunos ámbitos, como la percepción gratificante de un aspecto del entorno, por ejemplo, la interacción con otra persona. Como experiencia emocional el placer consta de dos características: una ponderación del grado en el que un aspecto del entorno se puede percibir como agradable o desagradable y disposición a emprender algún tipo de acción basada en la ponderación anterior. Entonces el placer se caracteriza por el deseo de tener y continuar en contacto con un elemento del contexto, por ejemplo, otra persona. El deseo es lo que impulsa a acercarse al objeto del placer para experimentar la recompensa, la que, en caso de ser agradable, aumenta su atractivo. El placer puede ser físico, emocional o psicológico y cada persona puede experimentarlo de distintas formas según la percepción del estímulo que lo motiva, o incentivo. En el ámbito sexual el placer se relaciona con los incentivos sexuales que son los que motivan hacia un mayor o menor grado de esta experiencia. En un modelo de motivos sexuales, se sostiene que el placer sexual radica en 8 elementos principales: sentirse valorado por la pareja, la valoración que hacemos de nuestra pareja, obtener alivio del estrés, mejorar la condición psicológica de la pareja, expresar sentimientos de empoderamiento, experimentar el empoderamiento de la pareja, vivir el placer sensual y en algunos casos el instinto biológico hacia la procreación. Estas son algunas de las motivaciones psicoemocionales que favorecen el placer sexual, aunque no debemos de olvidar complementarlas con la exploración de los aspectos físicos que llevan al placer. De esta forma podremos a llegar a una experiencia sexual plena.

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