La migración a Estados Unidos por parte de miles de personas se ha convertido en un martirio, es cierto que los pocos que llegan a la tierra prometida suelen mandarles dinero a sus familias a sus países de procedencia. Prueba de lo anterior es la alta cantidad de remesas que los mexicanos que trabajan en nuestro vecino del norte mandaron a lo largo del año pasado, que por cierto nada tiene que ver con alguna gestión de nuestro gobierno, como lo quieren hacer ver en presidencia o en su partido de procedencia. No obstante, lo anterior, se han hecho virales, imágenes y videos de maltrato hacia algunos migrantes en nuestro país, escenas que más que persecuciones parecen escenas de cacerías humanas. Esto es cuestionable para un estado que se jacta de ser humanitario y de no servir a las potencias, por lo cual es más significativo quitar estatuas que “simbolizan” opresión a ejercerla. Los mexicanos somos un pueblo mestizo que debe de trabajar con su sensación colectiva de individuo conquistado, sin embargo, eso no se logrará negando nuestros orígenes, ni escondiéndolos, es como querer tapar el sol con un dedo. La descolonización, desde un punto de vista, se logra reconociendo los que nos da identidad, aceptándolo y trabajando hacia un futuro posible.
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